El
movimiento F.I.R.E. (por sus siglas en inglés Financial
Independence, Retire Early, en juego de palabras con el temor a ser
despedido o FIREd en inglés, significa financieramente independiente
y retiro temprano), parte de una generación que ha visto a sus
mayores trabajar toda su vida, y aún así tener una calidad de vida
inferior en la vejez, muchas veces dominada por la suerte, o los
gobiernos de turno.
El
modelo se basa en eliminar los gastos superfluos, en el ahorro desde muy temprana edad, y en la
inversión de esos ahorros hasta la edad del retiro.
Este
movimiento tiene detractores, como también exponentes que lo llevan
a extremos -digamos- poco saludables.
Quedémonos
con la idea original, ahorrar una parte de nuestros ingresos,
comenzando cuanto antes, para generar un capital que nos permita
decidir a nosotros, si queremos o no abandonar la vida activa, sin
perder la calidad de vida que teníamos.
El
punto de partida
Es
todo en esta materia. Hay personas que por su situación o punto de
partida no tienen ninguna posibilidad de planear su futuro o de
afectarlo significativamente y dependerán de la solución que les
brinde el Estado. Para otros, generalmente en el extremo opuesto,
tendrán lo suficiente para no tener que trabajar un solo día.
Concentrémonos
entonces en el rango medio, una persona cuyos padres trabajaron para
darle una educación razonable, y puede conseguir un empleo
relativamente bien remunerado. Cuanto antes comience a pensar en su
futuro, mayor impacto tendrá en él.
Es
mucho más beneficioso ahorrar un poco durante muchos años, que
mucho durante pocos años, porque: a) ello afecta en más o menos
nuestra calidad de vida, b) el crecimiento acelerado implica mayor
riesgo y c) no utilizaríamos las ventajas del interés compuesto. Es
por ello que cuanto antes se empiece, mejores resultados se
obtendrán.
Tomemos
como número mágico, que se debe ahorrar el 20% de los ingresos (es
muy difícil ahorrar más y no tiene tanto impacto ahorrar menos)
durante al menos 25 años.
El
interés compuesto
Comencemos
por decir que el interés es lo que un sujeto paga, para usar el
dinero de otro. O dicho de otro modo, es el precio del alquiler del
dinero. Al finalizar, debe haber devuelto el capital, y haber pagado
el interés. Normalmente un sujeto paga interés, porque realiza un
negocio en el cual obtiene una ganancia aún mayor al interés que
paga, y se queda con la diferencia.
El
interés se mide en función del porcentaje que representa del
capital invertido en forma anual. Es por ello que una Tasa de interés
del 4%, implica que prestando 100 a comienzo del año, al finalizar
el año nos devolverán 104.
Cuando
se invierte un capital, pueden pasar varias cosas: a) que se obtenga
un interés, b) que el capital aumente de valor; c) que el capital
pierda valor; o d) una combinación de todas las anteriores.
Supongamos
que invertimos en la compra de un inmueble, y al cabo de unos años
alquilado nos damos cuenta que su precio ha subido. Tenemos una
ganancia de capital, y los alquileres de todo ese tiempo.
Una
ganancia de capital también puede expresarse como un rendimiento
anualizado comparable a una tasa de interés, pero quedémonos con lo
simple.
Puede
pasar con el valor de un Bono, una Acción, u otro instrumento
financiero, donde no hablaremos de alquileres sino de dividendos,
pago de intereses o amortización.
Cuando
el interés que se gana, se incorpora al capital y empieza a generar
un nuevo interés, se lo denomina interés compuesto y funciona como
un multiplicador. Por regla, el interés compuesto es siempre
superior a la tasa de interés a la que se invirtió.
Esto
quiere decir que si invertimos 100 a la tasa del 4%, por el interés
compuesto a fin del primer año tendremos 104, pero en el segundo en
lugar de 108 tendremos 108,16 y en el tercero 112,48. Esta pequeña
diferencia es importante cuanto mayor es el capital y el tiempo
transcurrido.
Tomemos
como número mágico, una tasa de interés compuesto del 4% (en el
mundo actual es muy difícil obtener una tasa en
dólares/moneda-que-no-se-deprecie más alta, después de impuestos y
con cierta seguridad).
La vida
Las
decisiones que cada uno vaya tomando a lo largo de su vida, afectarán
necesariamente su futuro y en consecuencia sus planes de retiro, o de
tranquilidad financiera.
Si
se comienza a trabajar muy temprano, se podrá ahorrar durante más
tiempo, pero en general las carreras que requieren mayores estudios
son mejor remuneradas a largo plazo que los empleos no calificados.
Mudarse
rápido a vivir solo, o vivir en la casa familiar también importa un
impacto directo en la relación ingreso/gasto.
Casarse
y tener hijos, implica pensar en sumar o restar de a dos, si el
capital que acumulemos se agotará por completo en nuestra vejez o si
pretendemos vivir de los intereses y dejar el capital a la generación
siguiente para que intente hacer lo mismo (lo cual variará su propio
punto de partida).
Los
gastos que tenemos cuando joven, suben, bajan o mutan en la adultez.
Tal vez gastemos menos en educación, pero más en seguros de salud.
Tal vez los gastos en salidas muten a viajes y etc.
Lo
importante es establecerse o adoptar un cierto nivel de vida en el
que uno se sienta cómodo y que le permita ahorrar una parte de sus
ingresos. Si sus ingresos suben, probablemente su nivel suba y
viceversa.
Tomemos
como número mágico, un 20% de ahorro y que el mismo nivel de vida
al retirarse, tendrá un costo aproximado al 70% de su nivel promedio
durante sus años de ahorro.
Si
se toma el camino del emprendedurismo, tendrán años muy buenos y
otros no tanto, pero el nivel del retiro también será un promedio
de esos años. Y no un promedio normal, sino uno ponderado en función
de cuanto tiempo fue bien y cuánto tiempo no tanto, lo que requiere
además una mayor disciplina.
El
perfil de riesgo
Existe
un mito bastante arraigado en esta materia, y es que de joven se
toman más riesgos y de de adulto uno se vuelve conservador porque
tiene menos tiempo de recuperarse.
En
mi opinión, existe lo que se llama el perfil de riesgo de cada uno,
que implica lo que se esta dispuesto a perder para obtener una cierta
cantidad de ganancias. Cuanto menos se quiera arriesgar, menor será
la ganancia ofrecida, puesto que hay mucha gente con ganas de perder
poco y poca con capacidad para perder mucho, simple cuestión de
oferta y demanda.
En
la época de acumulación de capital, la fuente principal del ingreso
es el trabajo (como empleado o autónomo), es por ello que se habla
de una mayor propensión al riesgo. Porque si se pierde un poco más
de lo esperado, uno no vive de eso, y tal vez se consigan mayores
ganancias. Ahora en la etapa del retiro, el principal ingreso es el
pasivo, por lo cual debe ser lo más seguro posible, para garantizar
justamente el nivel del retiro.
Se
puede ser conservador toda la vida, y arriesgado toda la vida, el
resultado de las inversiones determinaran el promedio ponderado o los
altibajos del nivel del retiro.
Un
espíritu conservador necesitará la acumulación de más capital
durante más tiempo, que otro más arriesgado (al que le vaya bien).
En mi opinión, a los efectos de planificar un retiro siempre se
debería ser conservador, utilizando la variable tiempo y no la de
riesgo.
Esto
nada tiene que ver con la educación financiera de cada uno. Cuando
más educado en finanzas se esté, mejor se podrán evaluar los
riesgos y en definitiva, obtener un mayor rendimiento del capital,
sin un equivalente mayor riesgo (hasta un límite). Es por eso, que
todo el mundo debería ser educado en finanzas, y debería ser
materia escolar.
El
apalancamiento
Apalancarse
significa potenciarse, como cuando alguien salta más alto por usar
un trampolín. Se llega más alto, o la caída es más dolorosa.
A
mi modo de pensar, el apalancamiento en esta materia viene dado por
tres aspectos: a) tomar capital de otro, e invertirlo a una tasa
mayor a la que se paga (apalancamiento propiamente dicho); pero
también existen b) saber más para detectar mejores oportunidades
(apalancamiento del conocimiento), y c) recibir capital de otro en
forma gratuita (apalancamiento familiar).
El
primero es muy difícil, ya que es parte del empleo de mucha gente
detectar esas oportunidades como para que lo podamos hacer
pasivamente.
El
segundo depende un poco más de nosotros mismos, en lugar de esperar
que las alternativas sean publicitadas por otros haciendo negocios y
cobrándonos comisiones por ello.
Y
el tercero, del que hablamos ya respecto del punto de partida,
también puede venir dado luego, si estadísticamente padres u otros
parientes deciden amorosamente no consumir su capital y pasárselo a
sus descendientes. Es posible que un adulto reciba una inesperada
inyección de capital en su plan, que potencie sus inversiones, si es
que sabe qué hacer con él.
Y
la jubilación?
En
un sistema de planificación de retiro, no podemos dejar de mencionar
la jubilación que potencialmente nos pagaría el Estado, por todos
los años en los que nos cobró impuestos.
Aparentemente,
ningún sistema en el mundo funciona correctamente, donde los
trabajadores activos sostienen cierto nivel de vida de los pasivos,
pero ello es especialmente así en el nuestro.
En
el mejor de los casos, en el que tengamos gran parte del último
tramo de nuestra carrera laboral en forma de empleado dependiente,
obtendremos una jubilación que podrá ser entre el 60% y el 82% del
salario activo. En el común denominador, y en caso de autónomos,
obtendremos una jubilación mínima de $ 12.000 o U$S 300. En el peor
de los casos, no tendremos nada.
También
debemos considerar que para acceder a estos beneficios, debemos
cumplir requisitos de edad y de años de servicio, lo cual debe ser
ajustado en nuestro plan.
Los
números mágicos
Trataré
de ejemplificar lo expuesto en pesos y dólares (el primero para
facilitar la comprensión y el segundo para demostrar su utilidad en
el tiempo).
Supongamos
un individuo obtiene un salario promedio de la economía desde que
termina el colegio hasta que puede insertarse en su especialidad
laboral ($ 19.000 o U$S 500), ahorra poco o nada y luego en función
de sus habilidades o estudios universitarios se ubica en un rango un
poco más acomodado, se casa, tiene un par de hijos y la pareja en su
conjunto dispone de un nivel de ingresos de $ 70.000 o U$S 1800 hasta
su retiro (lo mágico de este número es que es un ingreso que te
permitiría vivir mínimamente en gran parte del mundo).
Si
tenemos en cuenta que al retirarse dejan de ahorrar el 20%, y que por
no tener que trasladarse a un empleo y etc. etc. los gastos bajarían
otro 10%, se estima que un ingreso equivalente al 70% del que se
tenía estando activo es suficiente para conservar el mismo nivel de
vida en el retiro.
La
pareja necesita entonces para vivir en su retiro:
U$S
1800 x 70% = U$S 1300
A
ello debe sumarse un par de jubilaciones mínimas $ 24.000 o U$S 600:
U$S
1300 – U$S 600 = U$S 700
Por
lo que debe haber acumulado un capital que les deje U$S 700 de renta
mensual:
El
capital que deben acumular sería de U$S 210.000, tal que invertido a
una tasa del 4% rinda = U$S 8400 anuales
U$S
8400 / 12 meses = U$S 700
Y
cómo se acumuló ese capital?
Teniendo
en cuenta los ingresos mensuales de U$S 1800 x 20% de ahorro= U$S 360
(Ahorro mensual)
U$S
360 x 12 = U$S 4320 (Ahorro anual)
El
ahorro anual invertido al 4% con interés compuesto por 27 años =
U$S 212.517,97
Esta
pareja que comenzó a ahorrar desde cero a los 25 años, a los 52
años de edad, tendría suficiente capital para sólo tener que
esperar a cumplir los requisitos jubilatorios para retirarse y
completar su retiro.
Adicionalmente,
y por no consumir su capital, apalancaría a sus hijos con un capital
semilla de más de U$S 100.000 para cada uno.
Así,
el punto de partida de sus hijos a los mismos 25 años sería:
(U$S
100.000 + U$S 2000 la mitad de ahorro anual por ser un individuo) x
4% compuesto x 15 años = U$S 221.743,41
Los
retoños estarían en condiciones de retirarse a los 40.
Si
tomamos un sujeto sin hijos que consumirá su capital, partiendo de
U$S 50.000 a los mismos 25 años, retirándose a los 50 y con una
expectativa de vida de 85 años sin jubilación, el ejemplo podría
ser el siguiente:
(U$S
50.000 + U$S 2000 de ahorro anual) x 4% compuesto x 25 años = U$S
216.584
(U$S
216.548 - U$S12000 anuales) x 4% compuesto del saldo x 25 años = U$S
16.311
Éstos
son sólo ejemplos de decenas de variables que podrían considerarse,
pero que demuestran que en ciertas condiciones el retiro anticipado o
la libertad financiera no sólo es posible sino que podría ser el
único modo de asegurarse el mantenimiento del mismo nivel de vida.
Lógicamente,
cuanto más se ahorra y a mejor tasa se invierte, puede ser una
realidad mucho antes. El equilibrio entre nivel de vida, tiempo, tasa
y riesgo depende de cada uno.
Ciudadano
del mundo
Otra
variable a considerar es dónde resulta conveniente acumular capital
y dónde gastarlo. Distintos países tienen distintos niveles de
vida, salarios, precios relativos y requisitos de entrada. Acumular
capital en un país del primer mundo con salarios en dólares o
euros, resulta igual de difícil que hacerlo en países del tercer
mundo con salarios en dólares muy bajos, pero relativamente más
beneficioso.
En
la etapa activa, es posible que un salario de U$S 1800 sea
considerado de entrada o bajo en USA cuando dicho salario en
Argentina es considerado medio o alto. Eso implica que al mismo nivel
de preparación o especialidad para un trabajo, (entrada contra
entrada, o medio contra medio), es financieramente más inteligente
aspirar a un empleo en el primer mundo.
En
la etapa de retiro, funciona a la inversa. Independientemente de
dónde se aloque el capital, un ingreso constante en dólares será
relativamente comparable con un mejor nivel de vida en países donde
los salarios en dólares son muy bajos. Se vive muy distinto con U$S
500 en Berlín que en Río de Janeiro.
La
regla final de los 300
Para
quien quiera calcular su retiro en un parpadeo, se pueden simplificar
todos estos conceptos en una sola regla…
“Tu
gasto mensual x 300 = Capital para retirarte con ese nivel de vida”
Comentarios
Publicar un comentario